lunes, 29 de octubre de 2012

Recuperando el físico



Hemos visto en las pasadas publicaciones como asimilar nuestra nueva compañera con sencillas pero más que eficaces pautas, que gracias a ellas,  será más fácil adaptarnos a tal cambio en nuestra vida.

Así, una vez aprendido a contabilizar hidratos de carbono y apuntar esas glucemias que nos ayudarán a poder decidir de una manera más óptima la dosis de insulina que nos debemos de poner en cada comida, nos preparamos para volver a recuperar el físico perdido, que como ya comenté, en mi caso fue de 10 kilos menos de básicamente músculo y todo el trauma que para mi forma física supuso.
 
Por ello, una vez en nuestro día a día y pautada una nueva rutina, debemos de perder el miedo a volver a hacer deporte o cualquier tipo de actividad física, pues aunque al principio nos cueste y suframos hipoglucemias, iremos aprendiendo a estabilizarnos también en el ejercicio.

Recordar el consejo que di hace unos meses, el cual es la realización de un control glucémico antes de ponernos en marcha, pues si de normal es fundamental, aquí que unimos por primeras vez la diabetes y práctica deportiva, esta pauta se convierte en una obligación.

Para ejemplificar un poco lo que es esta vuelta a la actividad, voy a relatar lo que fue mi recuperación y como día a día fui obteniendo lo que perdí con la diabetes.

Tras recuperarme en casa una vez con el alta hospitalaria, decidí empezar con lo más básico y por ello, me dispuse a comenzar a realizar paseos cada vez de más duración. Puede parecer algo demasiado básico, pero recuerdo todos los kilos perdidos y por ello, todo lo que tenía que recuperar.


Algo que me ayudó mucho, y que durante varios meses estuve haciendo hasta que ya adquirí suficiente destreza, fue apuntar en una agenda distinta a mi diario glucémico la glucemia antes y después de la actividad, el tipo de actividad que iba a realizar (andar, correr X minutos, abdominales, musculación, etc.) y también, los hidratos de carbono que consideraba oportunos ingerir antes de realizarla.

Así, fui aprendiendo a ver que ejercicios requerían de más o menos hidratos y como mi cuerpo iba respondiendo a la actividad física. 

Tras los paseos, pase a realizar carrera continua, continuando anotando toda la información que creía conveniente y dándome cuenta de como poco a poco, iba resolviendo mejor los problemas que aparecían y reduciendo esas inestabilidades en mi glucemia.

Así, en prácticamente 2 meses y medio, me encontraba en septiembre con una forma física semejante a la de los años anteriores, corriendo 3 días semanales media hora a un buen ritmo y sus ejercicios de carrera posteriores, y todo con una fuerza como la de antes a mi debut diabético.

Por ello, paso a paso había conseguido la base para enfocar la pretemporada como en años anteriores, y esta vez con todo el cambio que había supuesto la noticia de la nueva enfermedad.

En conclusión, y como siempre hago, animo a toda aquella gente que bien haya debutado recientemente o bien lleve un tiempo con ganas de empezar a realizar ejercicio, que se ponga manos a la obra. 

Con cabeza, un poco de organización y aprendiendo a escuchar nuestro cuerpo, se pueden conseguir grandes metas y los límites, solo nos los ponemos nosotros.