lunes, 27 de enero de 2014

Día de Snow

Saliéndome de la tónica del atletismo, pero no por ello del deporte y como ya hice en la entrada del descenso del rio, vuelvo para narrar otra experiencia nueva, ya que hace unos días fui a Javalambre a realizar snow y me parecía interesante contar como fue el día y lo que supuso la diabetes en ello. 

Después de dejar todo preparado la noche anterior, tocaba madrugar, hacer los bocadillos para todo el día y partir. Amanecía el día a 117 mg/dl y tras ponerme las mismas dosis que un desayuno normal, cogimos el coche y nos esperaban dos horas de viaje antes de llegar a la estación de esquí. Nada más llegar y ya con el forfait en mano, era la hora de almorzar y cargar las pilas para lo que después tocaba.

Valorando la actividad física que iba a realizar y comparándola con el ejercicio que a día de hoy estoy realizando, que es mucho menor a la etapa en la que entrenaba, consideré que el almuerzo tenía que ser mayor de lo normal y sin una dosis de insulina que lo acompañara, pues la actividad se encargaría de utilizar esos hidratos por si sola.

El carácter aeróbico, el uso de grupos musculares distintos a otros deportes y que no están tan acostumbrados a ejercitarse, y la intensidad durante varias horas que iba a realizar, son factores que tuve en cuenta para tomar esta decisión. Por ello, tomé un almuerzo de 3 raciones de HC en forma de bocadillo teniendo una glucemia de 157 mg/dl.

A lo largo de la mañana, fui monitorizando la glucemia, llevando siempre conmigo azucarillos y un medidor. Algo a tener en cuenta, es las bajas temperaturas a las que se está, no funcionando el medidor en estas temperaturas. Por ello, cada hora/ hora y media, pasaba por el baño para medirme la glucemia. Las tomas fueron de 124 mg/dl una hora después del almuerzo, en la cual ingerí dos raciones en forma de azúcar para prevenir una hipoglucemia, sabiendo que como iba a seguir ejercitándome eso podría ir bajando; 170 mg/dl hora y media después, y en este, dado que quedaba poco para la comida decidí no tomar más suplementos.

Tocaba la hora de comer, habiéndome preparado un bocadillo de 8 raciones, y teniendo una glucemia de 140 mg/dl, decidí ponerme 4 unidades de insulina, con una proporción de 0,5 u/ración cuando de normal estoy en una relación de 0,8. Tras dejar reposar un poco la comida y los dolores por las caídas, volvimos a la nieve, siguiendo con mis controles rutinarios durante la práctica.

A las dos horas de comer, el marcador de mi glucómetro marcaba 169 mg/dl, dando por bueno la medición y ya apurando el tiempo que nos quedaba, bajando las últimas pistas y disfrutando de ello.

Se hizo la hora de volver, no sin ello descansar un poco y merendar antes de la vuelta. Con una glucemia de 77 mg/dl, ya agotado, tocaba recargar fuerzas para conducir, con 5 raciones después de todo el cansancio y esfuerzo que había supuesto el día.

En la cena de ese día, bajé también un poco la relación de unidades, dejándola en 0,5 al igual que en la comida, y dejándome la sensación que había sido todo un éxito; la experiencia, el manejo de la glucemia, el disfrute con los amigos… Todo ello, con ganas de repetirlo.