martes, 29 de noviembre de 2016

Medidores de Glucosa Continua. FreeStyle Libre

Hace cinco años de mi primera toma de contacto con los medidores de glucosa continuos, por aquél entonces se necesitaban voluntarios para generar los algoritmos que se usan en la actualidad, formando parte como sujeto dentro de una investigación.

Estas dos semanas he tenido la oportunidad de probar el FreeStyle Libre de Abbott, evidentemente la tecnología ha avanzado, pero hay carencias que siguen presentes en ellos. Comenzamos.

Tendencias si, alarmas limitadas.

En mi opinión, son dos las ventajas principales que aportan este tipo de medidores, sumándole una tercera para un sector específico de la población del cual después hablaré, más la evidente ventaja que es, no tener que realizarse tantos pinchazos diarios en los dedos.

La primera ventaja es la tendencia, que es la inclinación hacia donde nuestra glucemia está avanzando, la cual nos sirve para poder interpretar y coger antes de tiempo una hipo/hiperglucemia. Lógicamente, la interpretación de este dato requiere que sepamos valorar los factores ligados a nuestra glucemia, tales como lo que hemos comido y la insulina que nos hemos administrado, dado que partiendo de esto, podemos corregir una hipo/hiper antes de que se instaure o llegue a valores menos correctos.

El mayor sesgo ante esto es como digo, el saber interpretar; el que nos hayan educado adecuadamente y nosotros hayamos puesto de nuestra parte para aprender un buen manejo de nuestra diabetes, uno de los mayores problemas que a día de hoy considero que tiene la población diabética.

Si somos capaces de interpretar la tendencia, podremos tomar alguna toma de hidratos de carbono antes de llegar a una hipoglucemia o corregir con insulina  y prevenir una hiperglucemia. Esto se resume en tener una mayor estabilidad glucémica, fundamental en el control diabético.

Para los que les gusta profundizar en lo que comen, la tendencia nos podría guiar sobre cual es la carga glucémica de lo que ingerimos, para mi, y cada día la ciencia le da más peso, esencial evitar alimentos de alta carga glucémica por todo el desequilibrio hormonal que produce, primeramente en la relación insulina/glucagón y luego, la cascada hormonal que va seguido a ello. Esto es un tema que en un futuro abordaré.

La segunda información valiosa que nos dan los medidores de glucosa continuos, y el modelo de Abbott no tiene, es la prevención ante hipoglucemias nocturnas. Al tener que pasarse el medidor por encima del sensor, imagino que usando tecnología NFC, hace que tengamos que estar conscientes para que éste funcione, no pudiéndonos avisar de una tendencia a la baja con lo importante que sería esto. Tengo la suerte de despertarme ante una hipoglucemia, pero esto no es tan frecuente como debería ser en la población diabética, por lo cual sería un punto a su favor, frente a otras casas que me consta que si lo tienen, que en futuras versiones del medidor lo incorporaran. Evitamos el pinchazo nocturno por parte del padre/madre en los controles de madrugada, pero sigo pensando que una alarma con una medición constante facilitaría mucho las cosas. No soy un gurú tecnológico, pero una función por bluetooth para la noche podría facilitar que nuestro sensor hiciera de chivato ante una hipo nocturna.

Hablaba de una tercera ventaja para un sector de la población, que no es otro que aquellas personas que comen fuera de casa o acostumbran a comer comidas copiosas. Iría dentro de la ventaja de la tendencia, pero quiero considerarlo a parte por lo importante que es, corregir una comida copiosa correctamente.

Me explico, la insulina tiene su acción durante unas horas, sin existir esa flexibilidad en función de nuestra digestión como en personas no diabéticas ocurre. Por ello, tenemos que saber que si comemos en gran cantidad, la insulina va a ir más rápido que la glucosa que está pasando a la sangre, aún siendo los mismos hidratos que podríamos ingerir en una comida rutinaria. La grasa retrasa la absorción de la glucosa, por ello, tendremos que ajustar con alguna unidad a las pocas horas para que siga habiendo insulina que actúe junto esa digestión más larga de lo normal. A cuantos diabéticos no les ha pasado, tener una hipoglucemia después de una comida de navidad y a las pocas horas tener una hiperglucemia de caballo. ¡Equilicuá! Para este ajuste, el medidor nos va a dar información de esa tendencia y facilitándonos la corrección debida, que si de normal es laboriosa, en estos casos es más complicada.

Software FreeStyle

Profundizando ya en este modelo de medidor continuo, tanto en el software del medidor en si como el que nos facilita el volcado de la información al ordenador y su visualización, decir que sigue la tendencia tecnológica actual y que vemos en otros medidores de glucosa, con sus respectivos promedios, medias, etc.

Antes de su uso, tendremos que colocar el sensor en la zona recomendada (brazo), siendo fácil su aplicación,

Con el medidor en mano, podremos ver la gráfica del día, semanal y ver como se han comportado los valores de nuestra glucemia, dándonos una información que en su día nos facilitaban los cuadernos de glucemias y que ahora el medidor ya nos indica, son aquellos momentos del día en los cuales nuestras glucemias se alejan de los valores preestablecidos.  

Otra función es poder poner alarmas para que el medidor nos avise de que tenemos que medirnos la glucosa, añadiendo que la función de medir la glucosa en sangre como en medidores convencionales también está presente.

Ya en el software de PC, se ve ampliada la información en cuanto gráficas y tendencias que podemos observar, incluso poder imprimir a modo informe toda esa información, facilitándole a los especialistas de la salud que nos ayuden en nuestro manejo el poder valorar cual es el comportamiento de nuestra glucemia. 

Por último, y como curiosidad aunque me pareció acertado, es la aproximación que hacen hacia el valor de la hemoglobina glicosilada que en mi caso dio en el clavo.

¿Merece la pena comprarlo?

Como se dice en valencia, quant més sucre, més dolç, y cuanto más información tengamos, teniendo una base de conocimientos óptima, vamos a poder ajustar nuestra glucemia mejor obteniendo una estabilidad glucémica mejor, objetivo en el tratamiento de la diabetes.

Principal interrogante sobre si adquirirlo o no, el precio, como todo. 60 euros cada 14 días, se convierten en un gasto mensual de 120 euros, comprensible que no todos los bolsillos puedan permitirse tal desembolso para algo que no va a ser determinante en un buen control, pues considero que por regla general, con una pluma y un medidor se puede conseguir.

Por otra parte estaría el por qué la seguridad no está ofreciéndolo cuando si incluye tiras, y haciendo cálculos, 5 glucemias diarias son un tubo de tiras cada diez días, el cual supone 50 euros. A mi me salen las cuentas, y más si las casas comerciales de los medidores continuos empiezan a incorporar alguna tira con los sensores, idea nada descabellada.

Conclusiones

Como hemos visto, los medidores continuos, a parte de la profundización en el FreeStyle, nos aportan información valiosa, que junto a la base que tengamos sobre el manejo de nuestra diabetes, puede facilitarnos un mejor control y una mayor estabilidad glucémica. Algunas marcas también nos avisan de hipoglucemias sin tener que pasar el respectivo medidor, chivándose de esas hipos nocturnas que a veces se nos pasan, con los riesgos que ellas conllevan.

En contra, tenemos la situación de que en España no está incluido en la seguridad social, añadiendo un sobre coste en el manejo de la diabetes, por ello, su adquisición dependerá del poder adquisitivo de cada uno.

Un aporte tecnológico más para seguir sumando herramientas en el manejo de la diabetes, espero que no nos olvidemos que el principal camino es la educación.

lunes, 27 de enero de 2014

Día de Snow

Saliéndome de la tónica del atletismo, pero no por ello del deporte y como ya hice en la entrada del descenso del rio, vuelvo para narrar otra experiencia nueva, ya que hace unos días fui a Javalambre a realizar snow y me parecía interesante contar como fue el día y lo que supuso la diabetes en ello. 

Después de dejar todo preparado la noche anterior, tocaba madrugar, hacer los bocadillos para todo el día y partir. Amanecía el día a 117 mg/dl y tras ponerme las mismas dosis que un desayuno normal, cogimos el coche y nos esperaban dos horas de viaje antes de llegar a la estación de esquí. Nada más llegar y ya con el forfait en mano, era la hora de almorzar y cargar las pilas para lo que después tocaba.

Valorando la actividad física que iba a realizar y comparándola con el ejercicio que a día de hoy estoy realizando, que es mucho menor a la etapa en la que entrenaba, consideré que el almuerzo tenía que ser mayor de lo normal y sin una dosis de insulina que lo acompañara, pues la actividad se encargaría de utilizar esos hidratos por si sola.

El carácter aeróbico, el uso de grupos musculares distintos a otros deportes y que no están tan acostumbrados a ejercitarse, y la intensidad durante varias horas que iba a realizar, son factores que tuve en cuenta para tomar esta decisión. Por ello, tomé un almuerzo de 3 raciones de HC en forma de bocadillo teniendo una glucemia de 157 mg/dl.

A lo largo de la mañana, fui monitorizando la glucemia, llevando siempre conmigo azucarillos y un medidor. Algo a tener en cuenta, es las bajas temperaturas a las que se está, no funcionando el medidor en estas temperaturas. Por ello, cada hora/ hora y media, pasaba por el baño para medirme la glucemia. Las tomas fueron de 124 mg/dl una hora después del almuerzo, en la cual ingerí dos raciones en forma de azúcar para prevenir una hipoglucemia, sabiendo que como iba a seguir ejercitándome eso podría ir bajando; 170 mg/dl hora y media después, y en este, dado que quedaba poco para la comida decidí no tomar más suplementos.

Tocaba la hora de comer, habiéndome preparado un bocadillo de 8 raciones, y teniendo una glucemia de 140 mg/dl, decidí ponerme 4 unidades de insulina, con una proporción de 0,5 u/ración cuando de normal estoy en una relación de 0,8. Tras dejar reposar un poco la comida y los dolores por las caídas, volvimos a la nieve, siguiendo con mis controles rutinarios durante la práctica.

A las dos horas de comer, el marcador de mi glucómetro marcaba 169 mg/dl, dando por bueno la medición y ya apurando el tiempo que nos quedaba, bajando las últimas pistas y disfrutando de ello.

Se hizo la hora de volver, no sin ello descansar un poco y merendar antes de la vuelta. Con una glucemia de 77 mg/dl, ya agotado, tocaba recargar fuerzas para conducir, con 5 raciones después de todo el cansancio y esfuerzo que había supuesto el día.

En la cena de ese día, bajé también un poco la relación de unidades, dejándola en 0,5 al igual que en la comida, y dejándome la sensación que había sido todo un éxito; la experiencia, el manejo de la glucemia, el disfrute con los amigos… Todo ello, con ganas de repetirlo.



sábado, 2 de noviembre de 2013

Re-Debut deportivo. 26 de Octubre del 2008.

El pasado 26 de Octubre fue una de esas fechas que señalo en el calendario, de esas que cuando llega el día la recuerdo con un sentimiento especial. Fue hace 5 años, en las pistas de atletismo del Rio Esgueva, donde  daba el último paso de mi recuperación tras el debut diabético, debutando ahora sobre el tartán con mi nueva compañera.

Atrás quedaban los fantasmas surgidos tras mi paso por el hospital, mis 10 kg perdidos, aquél primer endocrino que me decía que me dejara el deporte o las dudas de saber si iba a poder entrenar y competir como antes.

En poco menos de 4 meses, tras una lenta recuperación como ya narré en una pasada entrada, había pasado de comenzar andando 20 minutos a volver a entrenar con normalidad, y una vez se nos presentó la posibilidad de probarme, mi entrenador  de por aquel entonces Juan Carlos Fuentes, el cual se volcó de una manera que nunca podré agradecérselo como se merece, me habló de la oportunidad de competir, y aún con mis dudas, pesaban más las ganas de volver a enfundarme los clavos.

Con mis padres, cogí rumbo a Valladolid, siendo un día de esos que son más propios del levante que de Castilla por esas fechas, con un sol que hace buscar sombra, y una vez en las pistas, volví a respirar el ambiente que siempre reina en ese tipo de competiciones.

Muchos motivos hacían que  aquellos 100 m.l. fueran una carrera especial, y aún no acostumbrado a ponerme nervioso, reconozco que tuve esos nervios pre competición que a veces aparecen.

Lo positivo pero difícil era que sólo tenía un rival, el atleta que se había quedado antes de ir al intercambio donde la diabetes apareció, sólo queriendo sentir si podría volver a tener las mismas sensaciones corriendo que antes de aquel hecho.

Y qué decir, me hicieron falta poco más de 11 segundos para darme cuenta que ese obstáculo que había surgido 4 meses atrás, no iba a impedirme nada o frenar mi vida atlética. Si 3 semanas antes de diagnosticarme la diabetes había hecho una marca personal de 11.66, ese 26 de Octubre, la rebajé en 24 centésimas.

Correr en 11.42 los 100 m.l. supuso para mí el eliminar todos los fantasmas y dudas que tenía en mi cabeza, sabiendo que a partir de ahí todo volvería a la normalidad en mis entrenamientos, y que aquellas barreras que algunos se habían empeñado en ponerme, sólo existían en el miedo de no saber compaginar el deporte con la diabetes.

Tengo aquel día como uno de los más felices que he vivido, por lo que supuso con el atletismo, por descubrir que si ahí la diabetes no me iba a limitar, tampoco lo haría en otro ámbito y muchos otros aspectos que a raíz de aquello, fui aprendiendo y aplicándolo a mi vida.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Descenso Rio Fraile

Apurando que los días más calurosos del verano se van despidiendo, el pasado fin de semana me dispuse a hacer junto 4 amigos una ruta por el Rio Fraile, en la localidad valenciana de Bicorp.

El plan consistía en descender el cauce del rio, con los desniveles y saltos que se nos fueran presentando, hacer una parada al mediodía para comer y subir a contracorriente a la vuelta. Además de envolver
bien los bocadillos con papel de film, bolsas y todo el armamento que se nos pudiera ocurrir para que la comida llegara seca, en mi caso se presentaba un reto extra, que no era otro que preparar bien todo el material relacionado con la diabetes (medidor, insulina, agujas, azúcar,…) para que no supusiese ningún obstáculo mi inseparable compañera.

Así, de nuevo con el papel de film, cogí pluma, agujas y medidor, envolviéndolos bien y metiéndolo en dos bolsas, lo cargamos a la mochila con los bocatas y nos dispusimos a partir hacia Bicorp. También hice dos packs con azucarillos para que en caso de hipoglucemia, tener reservas a mano.

Antes de nada, indicar que en el desayuno, aproximadamente a las 8:00 de la mañana, no modifiqué la dosis de insulina, dado que el descenso iba a ser sobre las 11:00 y no consideré oportuno la reducción.

Nada más llegar, y antes de iniciar la aventura almorzamos, en mi caso, 7 raciones para las cuales me puse 2 unidades de insulina con una glucemia de 176 mg/dl. El saber que el esfuerzo iba a ser intenso y prolongado, hizo que la proporción unidades/raciones fuera menor que la relación que uso normalmente.

El disfrute fue mayúsculo, maravillados con el paisaje y aunque sufrimos al principio por la temperatura del agua, rápido nos aclimatamos. Andar y nadar por el cauce, saltar, rápel por cascadas y pequeñas escaladas entre las rocas se intercalaba con los fascinados que estábamos por la flora y el lienzo que nos estaba regalando el Rio Fraile.

El fin del descenso llegaría sobre las 13:00, y comenzamos a desenvolver los bocatas con la incertidumbre de si habían llegado sanos y salvo, y sobre todo, secos. La novatada la tuvo uno de nosotros, que no tuvo tanta suerte y el agua si llegó al pan, convirtiéndolo en comida para
peces. En mi caso, tanto el bocadillo como el pack del material diabético estaba seco, con el alivio correspondiente. Así, tras medirme la glucemia (123 mg/dl) me puse la dosis que consideré oportuna teniendo en cuenta que al acabar la comida, estaba la vuelta pendiente, por ello, para 12 raciones me puse 4 unidades.

La vuelta se nos hizo más corta dado que el camino ya era conocido, y aún con la dificultad de subir por las cuerdas en los sitios de mayor desnivel, a las 15:00 estábamos de nuevo en los coches y yo comprobando que la glucemia fuera la correcta, y así fue, con un valor de 91 mg/dl.


Indicar que el resto del día tuve en cuenta esta actividad física y reduje tanto en la merienda como en la cena la relación unidades/raciones y sin aparecer valores fuera de lo normal en ninguna de las glucemias.


Así, acabamos muy contentos con la experiencia, con ganas de repetir y de probar nuevas rutas, y animo a todos a probarla, pues merece la pena disfrutar del paisaje y hacerlo de este modo.

Además, mi satisfacción tenía un añadido, dado que en ningún momento la diabetes se convirtió en obstáculo, pues con una buena planificación y con cuidado, se puede hacer cualquier tipo de actividad sin límites y con toda la normalidad del mundo.



Fotos sacadas de : http://www.senderoxtrem.com/foro/index.php?topic=2400.0 donde se puede consultar más información sobre la ruta.


jueves, 1 de agosto de 2013

Campamento Dolce Vita

Una vez ya en casa y con las ideas en frío, es hora de hablar del campamento Dolce Vita y todo lo que ha supuesto tal experiencia. Todo aquel al tanto de la situación, conocerá la existencia de aspectos negativos y de los cuales toca aprender pero aquí, solamente quiero centrarme en todos esos momentos increíbles que me han brindado los niños y los adolescentes participantes.

Y si algo ha hecho posible que esta vivencia de una semana haya merecido la pena, es lo admirables que resultan cada uno de los chicos y chicas del campamento.

Enfatizar una característica general que me he encontrado en todos ellos, y visión que también compartían los monitores de tiempo libre de El Teularet, y es la cualidad de ayudarse en los distintos momentos del día en todas aquellas tareas y actividades que iban realizándose.

Esa madurez dentro de la inmadurez propia de su edad es uno de los aspectos positivos que te otorga la diabetes, y que gracias a ello, puedan enfocar problemas en su rutina desde una perspectiva única y no existente en personas que tienen sus mismo años. Por ello, se convierte en una maravilla el ver la solidaridad que tienen a la hora de ducharse, de irse a dormir, en las actividades que se realizaban por parte de los monitores y en un largo etcétera.

Como responsable de un grupo de 5 adolescentes, debo de agradecer el buen recibimiento que desde un principio se me dio, y no sólo por mi grupo, sino por el resto de mayores y que sin perder la autoridad, he podido disfrutar desde la cercanía todo lo que ellos estaban viviendo en todo momento.

Así, aspectos como modificar su insulina en función de la actividad que se iba a realizar, la importancia que tiene el ejercicio físico dentro de la diabetes u otros temas como el alcohol y el tabaco y lo negativo que es su práctica, son temas que hemos abordado a lo largo de la estancia, y por mi parte, agradecer que se me escuchara y estuvieran tan receptivos. Así, deseo que el mensaje les haya llegado, aunque no lo dudo y espero que con el prisma de esa madurez, pongan en práctica todo ello.


También quitarme el sombrero hacía los monitores de tiempo libre de El Teularet, dado que su proyecto me parece admirable, tanto a nivel de ocio como los distintos valores medioambientales que inculcan, siendo tan necesarios en la sociedad que vivimos. El agradecer que se volcaran con los chicos de tal manera, y aún sin ser necesario, que hicieran que me sintiera uno más de su equipo y por todo el apoyo prestado cuando los momentos difíciles aparecieron.


Por ello, anteponiendo los aspectos positivos a todos los momentos malos pasados, me quedo con las ganas y fuerzas de seguir ayudando y antes de acabar, no puedo dejar pasar la ocasión de animar a los chicos de que sigan creciendo, que el límite lo ponen ellos y tienen la capacidad de llegar a donde se propongan, siempre con esfuerzo y sacrificio, valores que sé perfectamente tienen.


martes, 18 de junio de 2013

5º aniversario; 5º cumpleaños.

Pendiente tenía una entrada sobre estos 5 años junto a la diabetes, o como prefiero decir, mi 5º cumpleaños, pero por exámenes y falta de tiempo no había podido desviarme del camino trazado en las últimas entradas, y poder reflexionar todo lo que supuso para mí aquel 1 de Junio.

Aquellos que conocen mi debut, saben que no fue un encuentro fácil, pero tras el primer golpe, no perdí el tiempo en asumir esa tan inesperada y nueva compañera.

Recuerdo aquellos primeros síntomas, donde no aguantaba sin ir más de media hora a la nevera a por agua o como, poco a poco, iba perdiendo peso. Hechos que relacione al encontrarme en un intercambio en California con el cambio de rutina y de dieta que conllevaba, pero ya en los últimos día, veía que algo no iba bien.

Y como olvidar mis viajes por los aeropuertos en silla de ruedas, sin poder andar pero sin perder tampoco la sonrisa, gracias a una de esas personas que en los momentos más difíciles, añade nuevos significados a la palabra amigo.

O como borrar el momento de los sanitarios subiendo al avión e ir en ambulancia al Ramón y Cajal, y una vez en Urgencias, decirme que el motivo de mis males se llamaba diabetes, sin yo saber que era esa enfermedad.

Con el paso del tiempo, vi que esa experiencia se había llevado un poco del Rodrigo que embarcó 3 semanas antes rumbo a EEUU y con su adolescencia todavía en la mochila.

Pero el llevar al límite tanto al cuerpo como a unas fuerzas anímicas que con el paso del minutero disminuían, provocaron quizás que apareciera una madurez prematura y surgiera el principio de unos valores que hoy me visten.

El no desdibujar mi sonrisa ni aún no pudiendo caminar, fue porque pesaban más las ganas por vivir que por caer en la negatividad y rodearme de sus miedos, y todavía, no hay mañana que no me lo repita.

Ahí entendí que la lucha diaria no tiene más fin que la felicidad, que tus fuerzas deben de ir dirigidas a pintar una sonrisa permanente, y allí, donde siempre tenga sol para crecer, esta tu hogar.

Y después de vivir aquello, elevé unos cuantos metros el listón de los problemas y donde unos ven obstáculos, yo ahora veo retos que me ayudan a crecer.

También los sacrificios que tuve que realizar, aunque no supusieran cambio alguno en mi modo de vida, pero el priorizar y decidir en determinadas situaciones es algo impreso en la diabetes, y extrapolable al resto de decisiones.

Quizás el tener que ir con mi medidor y mi insulina casi siempre a cuestas puede parecer pesado, pero mi bandolera forma parte de las fotografías de los mejores momentos de estos 5 años, los cuales los considero los más felices de mi vida.

Lógicamente, la naturalidad del asunto no sería posible sin estar rodeado de gente que me ayuda a verlo como algo completamente normal, incluso a reírme de ella por raro que resulte a veces, pero en vez de molestarme, es algo que tengo que agradecer enormemente.

No puedo negar la condición de que la diabetes ya forma parte de lo que soy, pues él como del donde estoy, algunas veces la ha tenido por brújula  y si no hubiera vivido todo aquello, ahora no estaría escribiendo esto en Valencia, pudiendo compartir mis días con gente increíble y ver la vida del modo en que lo hago.

Por ello, hace dos semanas, celebraba junto algunos de los míos, mi 5º cumpleaños, porque al fin y al cabo, es algo que celebrar.

miércoles, 24 de abril de 2013

De viaje


Desviándome un poco del camino trazado en las últimas entradas, me gustaría aprovechar la reciente experiencia de un viaje que he realizado, para narrar como lo he compaginado con la diabetes, dado que ha consistido en un viaje de nueve días fuera de casa, y creo que pueden ser útiles las distintas pautas que he practicado para que la diabetes no supusiera ningún problema en mi día a día.

Decir, que aunque esta salida no ha estado relacionada con el deporte, podría extrapolar los criterios a tener en cuenta a un viaje de carácter deportivo, añadiendo las pautas específicas que la práctica deportiva conlleva.

En primer lugar, a la hora de hacer la maleta, no olvidarse de todo el instrumental necesario (tiras reactivas, medidores, lancetas, agujas, plumas). En mi caso, además, entregué a mis compañeros un par
de plumas, con agujas y tiras por si perdía las mías y así no encontrarme con el problema de verme sin insulina. También aconsejo llevar varios medidores, y siempre llevar encima la suficiente insulina como para aguantar sin problemas los días fuera de casa, por si se pierde la maleta o es robada.

También recordar que es necesario llevar un documento médico donde se especifique que se tiene diabetes y el requisito del uso de insulina, para que se nos permita introducirla en el avión.

Respecto al frió, yo en mi caso no llevo ninguna mochila especial que conserve la temperatura, más por la experiencia que por lo que en teoría debería de hacer, pero en mi mochila siempre va la pluma sin ningún instrumental térmico.

Una vez comenzamos a comer fuera de casa, los controles glucémicos son de vital importancia dado que es más fácil que nuestra glucemia se vea desestabilizada. Por ello, antes de cada comida mediremos la glucosa en sangre, y a partir de ella, valoraremos que dosis es la óptima.

Quizás esta decisión es la más difícil y la que más nos puede costar, pues calcular los hidratos de 
carbono a ojo y no saber en cuántos va a consistir la totalidad de la comida, puede hacer que nos  perdamos un poco. Lo que yo hago, y que por ello aconsejo, es ponerse unas unidades al principio, y si calculamos que al final hemos comido más raciones que las estimadas al inicio, habrá que ponerse otra dosis extra para evitar encontrarnos a las horas con una hiperglucemia.


Esta fragmentación de la dosis probablemente no se recomiende en ocasiones, en mi experiencia nunca he tenido problemas con ello, y así, me he evitado de que la glucemia postprandial estuviera por las nubes.

Cierto es, y cosa que no voy a negar, que en los viajes o por lo menos en mi caso, cierto desequilibrio hay sobretodo con valores altos, pero no el suficiente para privarnos de ellos, además, yo pienso que es mejor redondear para arriba que suframos una hipoglucemia.

De nuevo con el tema de la temperatura, por ejemplo si estamos en lugares de mucho calor y podemos pedir un vaso con hielo, yo normalmente meto las plumas que llevo encima en ellos, pero si no existe tal posibilidad, tampoco es un motivo de preocupación, pues tales plumas yo las utilizo en los viaje solamente y a la vuelta a casa, ya las desecho aunque queden unidades en ellas.


Recordar que en función de la actividad que vayamos a tener durante el viaje, la relación unidades/ración puede variar, pues no es lo mismo un día entero en la playa que una excursión con su caminata correspondiente. Por ello, si consideramos que nuestra actividad es escasa, deberemos de aumentar tal relación para evitar hiperglucemias severas.

También que no se olvide la administración de la insulina de acción lenta si en nuestro caso la usamos, pues dado que nuestros horarios carecerán de rutina pueden favorecer tal olvido.

Realmente, con que tengamos un poco de atención de ir siempre con el medidor y la insulina, y por supuesto, azúcar para en casos de hipoglucemias, no sumaremos obstáculos a nuestro viaje, y por ello, que nunca la diabetes suponga un problema a la hora de viajar, cosa que totalmente recomiendo.