Pero a modo de
agradecimiento y para englobar esos beneficios que nos otorga la compañía en el
deporte, añadiendo los específicos en la diabetes, esta entrada aborda lo que
creo que es uno de los pilares tal y como yo concibo la práctica deportiva, y
es el entrenamiento en grupo.
En primer lugar, el
compromiso que existe cuando formas parte de un grupo de entrenamiento es
suficiente para que, en esos días donde las ganas de entrenar nos fallan,
acudamos a la sesión rutinaria y así, favorecer a la continuidad del
entrenamiento tan fundamental en el deporte.
Por otra parte, aun
existiendo la imprescindible figura del entrenador a la hora de servir como
elemento de cohesión del grupo, la experiencia de los compañeros en numerosas
ocasiones nos puede ayudar a perfeccionar nuestra técnica y realizar los
distintos ejercicios de la mejor forma posible.

Añadir que en este
aspecto siempre me he considerado un privilegiado, experimentando el atletismo
base de una forma envidiable gracias a Juan Carlos Fuentes, y a día de hoy,
estar en manos de Jose Peiró, quien tiene toda mi admiración al dirigir un
increíble grupo del cual puedo presumir que formo parte.
Respecto los compañeros,
además de ayudarnos a mejorar con su experiencia, también favorecerá la
aparición de una “rivalidad sana” que siempre otorga un plus en los distintos
entrenamientos.
A nivel psicológico, siempre
serán un apoyo en los momentos de menor fortaleza, y muchas veces determinantes
a la hora de no rendirnos.
Respecto la diabetes, requisito indispensable que nuestros compañeros sepan nuestra condición de tener tal patología, que aunque suene evidente, casos más extraños he visto.
También si ocurre una
urgencia, varios de ellos deberán saber qué pasos seguir. Y por supuesto, una
actitud que al final valoraremos enormemente, será su preocupación cuando
surjan las inevitables hipoglucemias que aparecen en algunos entrenamientos.

Lo descrito en el último párrafo también sería aplicable a entrenadores de niños con diabetes, o incluso a profesores de educación física, pues muchas veces se deja de practicar deporte por el miedo de los padres a que sus hijos sufran una hipoglucemia, y las personas que están a su cargo no sepan actuar.
Realmente, los beneficios
que obtenemos de entrenar en grupo se pueden describir y enumerar, pero lo gratificante
que resulta compartir día tras día entrenamientos con gente que acaba siendo
como tu familia, es algo que en mi caso, hace inconcebible el deporte sin
ellos.