sábado, 2 de noviembre de 2013

Re-Debut deportivo. 26 de Octubre del 2008.

El pasado 26 de Octubre fue una de esas fechas que señalo en el calendario, de esas que cuando llega el día la recuerdo con un sentimiento especial. Fue hace 5 años, en las pistas de atletismo del Rio Esgueva, donde  daba el último paso de mi recuperación tras el debut diabético, debutando ahora sobre el tartán con mi nueva compañera.

Atrás quedaban los fantasmas surgidos tras mi paso por el hospital, mis 10 kg perdidos, aquél primer endocrino que me decía que me dejara el deporte o las dudas de saber si iba a poder entrenar y competir como antes.

En poco menos de 4 meses, tras una lenta recuperación como ya narré en una pasada entrada, había pasado de comenzar andando 20 minutos a volver a entrenar con normalidad, y una vez se nos presentó la posibilidad de probarme, mi entrenador  de por aquel entonces Juan Carlos Fuentes, el cual se volcó de una manera que nunca podré agradecérselo como se merece, me habló de la oportunidad de competir, y aún con mis dudas, pesaban más las ganas de volver a enfundarme los clavos.

Con mis padres, cogí rumbo a Valladolid, siendo un día de esos que son más propios del levante que de Castilla por esas fechas, con un sol que hace buscar sombra, y una vez en las pistas, volví a respirar el ambiente que siempre reina en ese tipo de competiciones.

Muchos motivos hacían que  aquellos 100 m.l. fueran una carrera especial, y aún no acostumbrado a ponerme nervioso, reconozco que tuve esos nervios pre competición que a veces aparecen.

Lo positivo pero difícil era que sólo tenía un rival, el atleta que se había quedado antes de ir al intercambio donde la diabetes apareció, sólo queriendo sentir si podría volver a tener las mismas sensaciones corriendo que antes de aquel hecho.

Y qué decir, me hicieron falta poco más de 11 segundos para darme cuenta que ese obstáculo que había surgido 4 meses atrás, no iba a impedirme nada o frenar mi vida atlética. Si 3 semanas antes de diagnosticarme la diabetes había hecho una marca personal de 11.66, ese 26 de Octubre, la rebajé en 24 centésimas.

Correr en 11.42 los 100 m.l. supuso para mí el eliminar todos los fantasmas y dudas que tenía en mi cabeza, sabiendo que a partir de ahí todo volvería a la normalidad en mis entrenamientos, y que aquellas barreras que algunos se habían empeñado en ponerme, sólo existían en el miedo de no saber compaginar el deporte con la diabetes.

Tengo aquel día como uno de los más felices que he vivido, por lo que supuso con el atletismo, por descubrir que si ahí la diabetes no me iba a limitar, tampoco lo haría en otro ámbito y muchos otros aspectos que a raíz de aquello, fui aprendiendo y aplicándolo a mi vida.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Descenso Rio Fraile

Apurando que los días más calurosos del verano se van despidiendo, el pasado fin de semana me dispuse a hacer junto 4 amigos una ruta por el Rio Fraile, en la localidad valenciana de Bicorp.

El plan consistía en descender el cauce del rio, con los desniveles y saltos que se nos fueran presentando, hacer una parada al mediodía para comer y subir a contracorriente a la vuelta. Además de envolver
bien los bocadillos con papel de film, bolsas y todo el armamento que se nos pudiera ocurrir para que la comida llegara seca, en mi caso se presentaba un reto extra, que no era otro que preparar bien todo el material relacionado con la diabetes (medidor, insulina, agujas, azúcar,…) para que no supusiese ningún obstáculo mi inseparable compañera.

Así, de nuevo con el papel de film, cogí pluma, agujas y medidor, envolviéndolos bien y metiéndolo en dos bolsas, lo cargamos a la mochila con los bocatas y nos dispusimos a partir hacia Bicorp. También hice dos packs con azucarillos para que en caso de hipoglucemia, tener reservas a mano.

Antes de nada, indicar que en el desayuno, aproximadamente a las 8:00 de la mañana, no modifiqué la dosis de insulina, dado que el descenso iba a ser sobre las 11:00 y no consideré oportuno la reducción.

Nada más llegar, y antes de iniciar la aventura almorzamos, en mi caso, 7 raciones para las cuales me puse 2 unidades de insulina con una glucemia de 176 mg/dl. El saber que el esfuerzo iba a ser intenso y prolongado, hizo que la proporción unidades/raciones fuera menor que la relación que uso normalmente.

El disfrute fue mayúsculo, maravillados con el paisaje y aunque sufrimos al principio por la temperatura del agua, rápido nos aclimatamos. Andar y nadar por el cauce, saltar, rápel por cascadas y pequeñas escaladas entre las rocas se intercalaba con los fascinados que estábamos por la flora y el lienzo que nos estaba regalando el Rio Fraile.

El fin del descenso llegaría sobre las 13:00, y comenzamos a desenvolver los bocatas con la incertidumbre de si habían llegado sanos y salvo, y sobre todo, secos. La novatada la tuvo uno de nosotros, que no tuvo tanta suerte y el agua si llegó al pan, convirtiéndolo en comida para
peces. En mi caso, tanto el bocadillo como el pack del material diabético estaba seco, con el alivio correspondiente. Así, tras medirme la glucemia (123 mg/dl) me puse la dosis que consideré oportuna teniendo en cuenta que al acabar la comida, estaba la vuelta pendiente, por ello, para 12 raciones me puse 4 unidades.

La vuelta se nos hizo más corta dado que el camino ya era conocido, y aún con la dificultad de subir por las cuerdas en los sitios de mayor desnivel, a las 15:00 estábamos de nuevo en los coches y yo comprobando que la glucemia fuera la correcta, y así fue, con un valor de 91 mg/dl.


Indicar que el resto del día tuve en cuenta esta actividad física y reduje tanto en la merienda como en la cena la relación unidades/raciones y sin aparecer valores fuera de lo normal en ninguna de las glucemias.


Así, acabamos muy contentos con la experiencia, con ganas de repetir y de probar nuevas rutas, y animo a todos a probarla, pues merece la pena disfrutar del paisaje y hacerlo de este modo.

Además, mi satisfacción tenía un añadido, dado que en ningún momento la diabetes se convirtió en obstáculo, pues con una buena planificación y con cuidado, se puede hacer cualquier tipo de actividad sin límites y con toda la normalidad del mundo.



Fotos sacadas de : http://www.senderoxtrem.com/foro/index.php?topic=2400.0 donde se puede consultar más información sobre la ruta.


jueves, 1 de agosto de 2013

Campamento Dolce Vita

Una vez ya en casa y con las ideas en frío, es hora de hablar del campamento Dolce Vita y todo lo que ha supuesto tal experiencia. Todo aquel al tanto de la situación, conocerá la existencia de aspectos negativos y de los cuales toca aprender pero aquí, solamente quiero centrarme en todos esos momentos increíbles que me han brindado los niños y los adolescentes participantes.

Y si algo ha hecho posible que esta vivencia de una semana haya merecido la pena, es lo admirables que resultan cada uno de los chicos y chicas del campamento.

Enfatizar una característica general que me he encontrado en todos ellos, y visión que también compartían los monitores de tiempo libre de El Teularet, y es la cualidad de ayudarse en los distintos momentos del día en todas aquellas tareas y actividades que iban realizándose.

Esa madurez dentro de la inmadurez propia de su edad es uno de los aspectos positivos que te otorga la diabetes, y que gracias a ello, puedan enfocar problemas en su rutina desde una perspectiva única y no existente en personas que tienen sus mismo años. Por ello, se convierte en una maravilla el ver la solidaridad que tienen a la hora de ducharse, de irse a dormir, en las actividades que se realizaban por parte de los monitores y en un largo etcétera.

Como responsable de un grupo de 5 adolescentes, debo de agradecer el buen recibimiento que desde un principio se me dio, y no sólo por mi grupo, sino por el resto de mayores y que sin perder la autoridad, he podido disfrutar desde la cercanía todo lo que ellos estaban viviendo en todo momento.

Así, aspectos como modificar su insulina en función de la actividad que se iba a realizar, la importancia que tiene el ejercicio físico dentro de la diabetes u otros temas como el alcohol y el tabaco y lo negativo que es su práctica, son temas que hemos abordado a lo largo de la estancia, y por mi parte, agradecer que se me escuchara y estuvieran tan receptivos. Así, deseo que el mensaje les haya llegado, aunque no lo dudo y espero que con el prisma de esa madurez, pongan en práctica todo ello.


También quitarme el sombrero hacía los monitores de tiempo libre de El Teularet, dado que su proyecto me parece admirable, tanto a nivel de ocio como los distintos valores medioambientales que inculcan, siendo tan necesarios en la sociedad que vivimos. El agradecer que se volcaran con los chicos de tal manera, y aún sin ser necesario, que hicieran que me sintiera uno más de su equipo y por todo el apoyo prestado cuando los momentos difíciles aparecieron.


Por ello, anteponiendo los aspectos positivos a todos los momentos malos pasados, me quedo con las ganas y fuerzas de seguir ayudando y antes de acabar, no puedo dejar pasar la ocasión de animar a los chicos de que sigan creciendo, que el límite lo ponen ellos y tienen la capacidad de llegar a donde se propongan, siempre con esfuerzo y sacrificio, valores que sé perfectamente tienen.


martes, 18 de junio de 2013

5º aniversario; 5º cumpleaños.

Pendiente tenía una entrada sobre estos 5 años junto a la diabetes, o como prefiero decir, mi 5º cumpleaños, pero por exámenes y falta de tiempo no había podido desviarme del camino trazado en las últimas entradas, y poder reflexionar todo lo que supuso para mí aquel 1 de Junio.

Aquellos que conocen mi debut, saben que no fue un encuentro fácil, pero tras el primer golpe, no perdí el tiempo en asumir esa tan inesperada y nueva compañera.

Recuerdo aquellos primeros síntomas, donde no aguantaba sin ir más de media hora a la nevera a por agua o como, poco a poco, iba perdiendo peso. Hechos que relacione al encontrarme en un intercambio en California con el cambio de rutina y de dieta que conllevaba, pero ya en los últimos día, veía que algo no iba bien.

Y como olvidar mis viajes por los aeropuertos en silla de ruedas, sin poder andar pero sin perder tampoco la sonrisa, gracias a una de esas personas que en los momentos más difíciles, añade nuevos significados a la palabra amigo.

O como borrar el momento de los sanitarios subiendo al avión e ir en ambulancia al Ramón y Cajal, y una vez en Urgencias, decirme que el motivo de mis males se llamaba diabetes, sin yo saber que era esa enfermedad.

Con el paso del tiempo, vi que esa experiencia se había llevado un poco del Rodrigo que embarcó 3 semanas antes rumbo a EEUU y con su adolescencia todavía en la mochila.

Pero el llevar al límite tanto al cuerpo como a unas fuerzas anímicas que con el paso del minutero disminuían, provocaron quizás que apareciera una madurez prematura y surgiera el principio de unos valores que hoy me visten.

El no desdibujar mi sonrisa ni aún no pudiendo caminar, fue porque pesaban más las ganas por vivir que por caer en la negatividad y rodearme de sus miedos, y todavía, no hay mañana que no me lo repita.

Ahí entendí que la lucha diaria no tiene más fin que la felicidad, que tus fuerzas deben de ir dirigidas a pintar una sonrisa permanente, y allí, donde siempre tenga sol para crecer, esta tu hogar.

Y después de vivir aquello, elevé unos cuantos metros el listón de los problemas y donde unos ven obstáculos, yo ahora veo retos que me ayudan a crecer.

También los sacrificios que tuve que realizar, aunque no supusieran cambio alguno en mi modo de vida, pero el priorizar y decidir en determinadas situaciones es algo impreso en la diabetes, y extrapolable al resto de decisiones.

Quizás el tener que ir con mi medidor y mi insulina casi siempre a cuestas puede parecer pesado, pero mi bandolera forma parte de las fotografías de los mejores momentos de estos 5 años, los cuales los considero los más felices de mi vida.

Lógicamente, la naturalidad del asunto no sería posible sin estar rodeado de gente que me ayuda a verlo como algo completamente normal, incluso a reírme de ella por raro que resulte a veces, pero en vez de molestarme, es algo que tengo que agradecer enormemente.

No puedo negar la condición de que la diabetes ya forma parte de lo que soy, pues él como del donde estoy, algunas veces la ha tenido por brújula  y si no hubiera vivido todo aquello, ahora no estaría escribiendo esto en Valencia, pudiendo compartir mis días con gente increíble y ver la vida del modo en que lo hago.

Por ello, hace dos semanas, celebraba junto algunos de los míos, mi 5º cumpleaños, porque al fin y al cabo, es algo que celebrar.

miércoles, 24 de abril de 2013

De viaje


Desviándome un poco del camino trazado en las últimas entradas, me gustaría aprovechar la reciente experiencia de un viaje que he realizado, para narrar como lo he compaginado con la diabetes, dado que ha consistido en un viaje de nueve días fuera de casa, y creo que pueden ser útiles las distintas pautas que he practicado para que la diabetes no supusiera ningún problema en mi día a día.

Decir, que aunque esta salida no ha estado relacionada con el deporte, podría extrapolar los criterios a tener en cuenta a un viaje de carácter deportivo, añadiendo las pautas específicas que la práctica deportiva conlleva.

En primer lugar, a la hora de hacer la maleta, no olvidarse de todo el instrumental necesario (tiras reactivas, medidores, lancetas, agujas, plumas). En mi caso, además, entregué a mis compañeros un par
de plumas, con agujas y tiras por si perdía las mías y así no encontrarme con el problema de verme sin insulina. También aconsejo llevar varios medidores, y siempre llevar encima la suficiente insulina como para aguantar sin problemas los días fuera de casa, por si se pierde la maleta o es robada.

También recordar que es necesario llevar un documento médico donde se especifique que se tiene diabetes y el requisito del uso de insulina, para que se nos permita introducirla en el avión.

Respecto al frió, yo en mi caso no llevo ninguna mochila especial que conserve la temperatura, más por la experiencia que por lo que en teoría debería de hacer, pero en mi mochila siempre va la pluma sin ningún instrumental térmico.

Una vez comenzamos a comer fuera de casa, los controles glucémicos son de vital importancia dado que es más fácil que nuestra glucemia se vea desestabilizada. Por ello, antes de cada comida mediremos la glucosa en sangre, y a partir de ella, valoraremos que dosis es la óptima.

Quizás esta decisión es la más difícil y la que más nos puede costar, pues calcular los hidratos de 
carbono a ojo y no saber en cuántos va a consistir la totalidad de la comida, puede hacer que nos  perdamos un poco. Lo que yo hago, y que por ello aconsejo, es ponerse unas unidades al principio, y si calculamos que al final hemos comido más raciones que las estimadas al inicio, habrá que ponerse otra dosis extra para evitar encontrarnos a las horas con una hiperglucemia.


Esta fragmentación de la dosis probablemente no se recomiende en ocasiones, en mi experiencia nunca he tenido problemas con ello, y así, me he evitado de que la glucemia postprandial estuviera por las nubes.

Cierto es, y cosa que no voy a negar, que en los viajes o por lo menos en mi caso, cierto desequilibrio hay sobretodo con valores altos, pero no el suficiente para privarnos de ellos, además, yo pienso que es mejor redondear para arriba que suframos una hipoglucemia.

De nuevo con el tema de la temperatura, por ejemplo si estamos en lugares de mucho calor y podemos pedir un vaso con hielo, yo normalmente meto las plumas que llevo encima en ellos, pero si no existe tal posibilidad, tampoco es un motivo de preocupación, pues tales plumas yo las utilizo en los viaje solamente y a la vuelta a casa, ya las desecho aunque queden unidades en ellas.


Recordar que en función de la actividad que vayamos a tener durante el viaje, la relación unidades/ración puede variar, pues no es lo mismo un día entero en la playa que una excursión con su caminata correspondiente. Por ello, si consideramos que nuestra actividad es escasa, deberemos de aumentar tal relación para evitar hiperglucemias severas.

También que no se olvide la administración de la insulina de acción lenta si en nuestro caso la usamos, pues dado que nuestros horarios carecerán de rutina pueden favorecer tal olvido.

Realmente, con que tengamos un poco de atención de ir siempre con el medidor y la insulina, y por supuesto, azúcar para en casos de hipoglucemias, no sumaremos obstáculos a nuestro viaje, y por ello, que nunca la diabetes suponga un problema a la hora de viajar, cosa que totalmente recomiendo.



miércoles, 13 de marzo de 2013

Entrenamiento en grupo


Considero que los argumentos para defender la práctica deportiva en grupo son más que evidentes, y que resultan obvios algunos aspectos de los que hoy pretendo hablar.

Pero a modo de agradecimiento y para englobar esos beneficios que nos otorga la compañía en el deporte, añadiendo los específicos en la diabetes, esta entrada aborda lo que creo que es uno de los pilares tal y como yo concibo la práctica deportiva, y es el entrenamiento en grupo. 

En primer lugar, el compromiso que existe cuando formas parte de un grupo de entrenamiento es suficiente para que, en esos días donde las ganas de entrenar nos fallan, acudamos a la sesión rutinaria y así, favorecer a la continuidad del entrenamiento tan fundamental en el deporte.

Por otra parte, aun existiendo la imprescindible figura del entrenador a la hora de servir como elemento de cohesión del grupo, la experiencia de los compañeros en numerosas ocasiones nos puede ayudar a perfeccionar nuestra técnica y realizar los distintos ejercicios de la mejor forma posible.

No quisiera pasar por alto al entrenador, ya que considero que es básico a la hora de que un grupo funcione como tal, solucionando los diferentes problemas de convivencia que puedan ocurrir y por supuesto, él nos proporcionará las herramientas posibles en su afán de que mejoremos lo máximo alcanzable.

Añadir que en este aspecto siempre me he considerado un privilegiado, experimentando el atletismo base de una forma envidiable gracias a Juan Carlos Fuentes, y a día de hoy, estar en manos de Jose Peiró, quien tiene toda mi admiración al dirigir un increíble grupo del cual puedo presumir que formo parte.

Respecto los compañeros, además de ayudarnos a mejorar con su experiencia, también favorecerá la aparición de una “rivalidad sana” que siempre otorga un plus en los distintos entrenamientos.

A nivel psicológico, siempre serán un apoyo en los momentos de menor fortaleza, y muchas veces determinantes a la hora de no rendirnos.

Respecto la diabetes, requisito indispensable que nuestros compañeros sepan nuestra condición de tener tal patología, que aunque suene evidente, casos más extraños he visto.

También si ocurre una urgencia, varios de ellos deberán saber qué pasos seguir. Y por supuesto, una actitud que al final valoraremos enormemente, será su preocupación cuando surjan las inevitables hipoglucemias que aparecen en algunos entrenamientos.

Por ello, saber realizar un control glucémico, el donde tenemos la reserva de hidratos de absorción rápida como pueden ser azucarillos, y si llevamos encima el glucagón, también se deberá de conocer su método de empleo.

Lo descrito en el último párrafo también sería aplicable a entrenadores de niños con diabetes, o incluso a profesores de educación física, pues muchas veces se deja de practicar deporte por el miedo de los padres a que sus hijos sufran una hipoglucemia, y las personas que están a su cargo no sepan actuar. 

Realmente, los beneficios que obtenemos de entrenar en grupo se pueden describir y enumerar, pero lo gratificante que resulta compartir día tras día entrenamientos con gente que acaba siendo como tu familia, es algo que en mi caso, hace inconcebible el deporte sin ellos.

miércoles, 30 de enero de 2013

Ejemplo de una semana de entrenamiento

En plena pretemporada y con los ánimos de poder superar del todo una lesión que me ha tenido medio año sin poder entrenar, se me ha ocurrido la idea de explicar los distintos entrenamientos de una semana característica de esta etapa de la temporada e indicar cómo enfoco, en función de las glucemias, las distintas sesiones.


Antes de centrarme en qué consiste cada sesión y las distintas pautas que adopto ante ellas, quiero puntualizar que el trabajo de este periodo es básicamente aeróbico, con el fin de obtener una base que me permita soportar más adelante un trabajo más específico de mi especialidad, es decir, de la velocidad.

Por ello, y recordando el largo periodo que he estado con una actividad reducida debido a mi lesión, mi glucemia va a sufrir un gran cambio pues el gasto calórico se va a incrementar considerablemente. Así, tendré que saber cómo reducir las distintas dosis de insulina para prevenir posibles hipoglucemias.

Si me he animado a explicar en qué consiste una semana que tiene estas características es porque considero que al ser un trabajo de base, puede ser aplicable a otros deportes y así, que mi experiencia sea de ayuda a otras personas con diabetes que se encuentre en situaciones semejantes y ayudarles a afrontar esa carga física.

Por último, indicar que el plan semanal consta de 4 sesiones, 3 de ellas de carácter aeróbico y otra sesión de condición física en el gimnasio y que también dependerá si la sesión es matinal o por la tarde para adoptar unas pautas u otras.

Lunes

Sesión por la mañana, la cual consiste en 15 minutos de carrera continua (c.c.) y 5 series de 500 metros con una recuperación de 2 minutos, es decir, trabajo interválico con recuperación incompleta.


Como dije anteriormente, estas sesiones tienen un alto componente aeróbico y por ello, un alto gasto calórico. Al realizar la sesión 3 horas después del desayuno, no tengo en cuenta su proximidad y siendo la glucemia pre-ejercicio de 160 mg/dl, ingiero 2 raciones de hidratos de carbono antes de la sesión.

Durante ella, tomo otra ración de hidratos (10 gramos hidratos de carbono) en forma de azucarillo.

Una vez realizada la sesión, mi glucemia post-ejercicio es de 125 mg/dl, la cual también me sirve de glucemia preprandial (antes de la comida) dado que entre el final del entrenamiento y la comida trascurre muy poco tiempo (media hora).

La comida consiste en 6 raciones de hidratos ante las cuales me pongo una dosis de 3 unidades de insulina, obteniendo una glucemia postprandial (después de la comida) de 154 mg/dl y consiguiendo que durante el día no obtenga niveles en las glucemias de menos de 80 mg/dl ni superiores a 180 mg/dl.


Miércoles

Esta sesión la realizo por la tarde y consiste en 20 c.c. más 30 minutos de fartlek (cambios de ritmo) tras realizar ejercicios de técnica de carrera.

La glucemia pre-ejercicio es de 106 mg/dl y considerándolo el entrenamiento más aeróbico que realizo, tomo 3 raciones antes de él.

La glucemia post-ejercicio es de 86 mg/dl y de nuevo, los valores del resto del día están en el intervalo correcto.


Jueves

Sesión en gimnasio durante la cual realizo distintos ejercicios como series de squat completo (sentadillas), press de banca, isométricos de isquitibiales, jalones, etc.

El componente aeróbico de esta sesión es prácticamente nulo, por lo cual, partiendo de que la glucemia pre-ejercicio es de 170 mg/dl, ingiero 2 raciones y me pongo 2 unidades de insulina.

Un aspecto a tener en cuenta es que el trabajo en gimnasio, si estamos en déficit de insulina, podemos producir una hiperglucemia al aumentar los niveles de adrenalina, por ello, una ingesta antes de este tipo de trabajo la acompaño siempre de alguna unidad de insulina.

Puntualizar que la glucemia post-ejercicio es de 125 mg/dl, obteniendo valores óptimos de nuevo ante esta sesión.







Sábado

Sesión matinal de entrenamiento en circuitos, la cual se estructura en 15 minutos de c.c. y la realización de 3 series de circuitos con 4 minutos de descanso entre ellos.

El circuito consta de 10 estaciones (abdominales, flexiones, sentadillas, CORE, etc.) y la ejecución de una serie de 100 metros lisos a ritmo medio entre cada una de las distintas estaciones.

De nuevo, indicar el alto factor aeróbico que tiene esta sesión al igual que las anteriores, por ello, será fundamental la ingesta que realicemos para afrontarlo con garantías.

La glucemia pre-ejercicio de este día es de 187 mg/dl pero hoy si tengo en cuenta la proximidad del desayuno (2 horas), intervalo de tiempo que puede indicar que todavía los niveles de insulina sean altos. Por ello, durante toda la sesión ingiero 3 raciones de hidratos de carbono en forma de azúcar. Tras 1 circuito, mi glucemia ha descendido a 87 mg/dl y al finalizar el entrenamiento, mi glucemia es de 57 mg/dl, hipoglucemia que esta vez no he podido evitar y que se traduce en una insuficiente ingesta de hidratos de carbono.

De nuevo, aprovecho esta glucemia como preprandial y mi comida se basa en 13 raciones ante las cuales me pongo 5 unidades de insulina. A las 2 horas, obtengo una glucemia postprandial de 160 mg/dl, por lo cual, doy por óptima la equivalencia realizada entre raciones-insulina.

Como se puede observar, son múltiples los factores a tener en cuenta antes de entrenar pero con el paso del tiempo, se aprende a sistematizar las distintas pautas y así evitar amplias variaciones en la glucemia.

Cabe decir que durante esta semana, que ha tenido un alto trabajo aeróbico como he intentando evidenciar, mis niveles de glucemia nunca han superado las unidades de 200 mg/dl en las distintas pruebas glucémicas que me he realizado y que hipoglucemias, además de la narrada, solo ha existido otra a mayores.

Otro factor que no he explicado es la reducción de la insulina de absorción lenta, la cual la tengo dividida en dos dosis diarias, una matinal y otra nocturna, disminuyendo la segunda de 16 unidades a 8 y dejando la primera en 15 unidades.

También disculparme por los quizás excesivos datos que haya podido escribir, pero he considerado oportuno indicar paso por paso y que así el aporte fuera lo más completo posible.


Y para concluir, como otras veces he defendido, animar a las personas con diabetes a que realicen cualquier tipo de actividad física, que como se ha visto, con precaución no ha ningún problema y son muchos los beneficios que podemos obtener.